La quiebra o bancarrota es una situación jurídica donde una persona se muestra incapaz de cumplir con sus obligaciones financieras por carecer de los recursos económicos necesarios para hacerlo. Cuando la entidad física o moral no puede cumplir con sus acreedores, puede apelar al recurso jurídico de la quiebra.
Aquel que se declara en estado de bancarrota se le denomina fallido. El fallido emprende un juicio en el que se examina cuidadosamente su situación y se determina si realmente es incapaz de cubrir sus deudas y cumplir con sus obligaciones económicas. Se evalúan y analizan los activos del deudor y, después de un proceso legal, se establece el estado de quiebra.
Declararse en bancarrota no es un proceso sencillo puesto que no significa simplemente dejar de pagar las deudas sino encontrarse en un estado general de insolvencia financiera. Generalmente es el último recurso que se utiliza después de haber intentado solventar los pagos por todos los medios disponibles.
¿Cómo sucede?
La quiebra no es un estado ideal, ni mucho menos. Es un recurso legal aplicable sólo como última instancia, cuando se demuestra que en realidad no hay manera de solventar las deudas. Uno de los mayores inconvenientes de declararse en quiebra es que daña el historial crediticio.